Cómo decirle al viento
que se calme
cuando acaricio en penumbras
de cuarto
tus rasgos agitados,
la curva de tus hombros
a merced de mis manos.
Cómo enmudecer la noche
que araña en los cristales,
mientras tiende su celo
en cómplices tejados,
si no puedo apresar en el iris
tu dulce espasmo
de gato dolorido.
Maria Teresa González.
que se calme
cuando acaricio en penumbras
de cuarto
tus rasgos agitados,
la curva de tus hombros
a merced de mis manos.
Cómo enmudecer la noche
que araña en los cristales,
mientras tiende su celo
en cómplices tejados,
si no puedo apresar en el iris
tu dulce espasmo
de gato dolorido.
Maria Teresa González.
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