Al quebrárseme el sueño en la noche silenciosa,
se me evaden los brazos hacia donde tú estás;
pero vuelven vacíos, sin alcanzar tu rosa...
Te esperaré...¿Vendrás?
En mi peregrinaje, el sudor y la fatiga
me retardan el paso. Vuelvo la vista atrás,
con la esperanza incierta de ver tu sombra amiga...
Te esperaré..¿Vendrás?
En el mar de mis dudas me sacuden las olas
de las vacilaciones, del tal vez y el quizás;
sólo estaré seguro estando contigo a solas...
Te esperaré...¿Vendrás?
Me consumo en la noche y agonizo en el día,
porque más que acercarte parece que te vas
dejándome en el alma la percepción sombría
de que nunca vendrás.
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