Cae la lluvia con fuerza en esta última tarde de Octubre.
Con esa misma fuerza que yo necesito para seguir adelante día a día.
Han cambiado la hora y ya casi es de noche cuando apenas dan las siete en el reloj de la pared y aún quedan dos más de trabajo en esta tarde otoñal.
He dejado a un lado los apuntes de historia contemporánea y he conectado el portatil para ver mi correo, ¡y vaya!, unos cuantos mensajes se acumulan en la bandeja de entrada después de casi una semana sin revisar.
Ha sido una semana dura, igual que la anterior y sé que aún falta lo peor por llegar, por eso necesito esa fuerza para continuar adelante. He pasado por situaciones duras, he sido fuerte, sigo luchando con mi enfermedad y ahora la lucha es distinta; debo ser fuerte por mis padres, por mi madre, con su debil corazón, por mi padre, con su cancer; debo ser fuerte para que ellos no noten mi preocupación y hacerles felices en estos duros momentos.
Aún me quedan dos horas de trabajo, daré una ronda por las instalaciones intentando no mojarme mucho, me tomaré un café y seguiré con los apuntes de alemán hasta la hora de salir para ir al hospital y estar un rato con mi madre.
Y la vida continua su curso, sigue lloviendo en esta última tarde de Octubre.
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