Mitología alemana:
La ninfa Loreley, sentada encima de una roca en el Rin, cantaba y peinaba su cabello con un peine dorado. Estaba aflijida y desconsolada por un amor perdido. Los barqueros del Rin que pasaban por allí quedaban tan fascinados por el canto de la ninfa que no prestaban atención a las rocas y los torbellinos del río; y sus barcos se hundían.
Fuera ya de esta figura legendaria de la chica bella y triste, Loreley es una roca del Rin de unos 132 m de altura donde al río llegaba a ser más peligroso por su profundidad y estrechez de sus orillas. Hace unos 70 años, se dinamitó esta parte para hacerla algo más transitable.
Heinrich Heine, poeta del Renacimiento alemán, hizo eterna la figura de la Loreley en un poema que comienza:
"Ich weiß nicht, was soll es bedeuten, dass ich so traurig bin...".( Estoy buscando en vano la razón, de porqué estoy tan triste y apenado...), que posteriormente fué compuesta como canción, hoy en día aún muy conocida. Hay muchas adaptaciones de esta saga, desde óperas (Alfredo Catalani) hasta canciones en los años 80 (el grupo de pop alemán Dschingis Khan).
Fuera ya de esta figura legendaria de la chica bella y triste, Loreley es una roca del Rin de unos 132 m de altura donde al río llegaba a ser más peligroso por su profundidad y estrechez de sus orillas. Hace unos 70 años, se dinamitó esta parte para hacerla algo más transitable.
Heinrich Heine, poeta del Renacimiento alemán, hizo eterna la figura de la Loreley en un poema que comienza:
"Ich weiß nicht, was soll es bedeuten, dass ich so traurig bin...".( Estoy buscando en vano la razón, de porqué estoy tan triste y apenado...), que posteriormente fué compuesta como canción, hoy en día aún muy conocida. Hay muchas adaptaciones de esta saga, desde óperas (Alfredo Catalani) hasta canciones en los años 80 (el grupo de pop alemán Dschingis Khan).
Ich weiß nicht, was soll es bedeuten,
dass ich so traurig bin;
ein Märchen aus alten Zeiten,
das kommt mir nicht aus dem Sinn.
Die Luft ist kühl und es dunkelt,
und ruhig fließt der Rhein;
der Gipfel des Berges funkelt
im Abendsonnenschein.
Die schönste Jungfrau sitzet
dort oben wunderbar,
Ihr goldnes Geschmeide blitzet,
Sie kämmt ihr goldnes Haar.
Sie kämmt es mit goldnem Kamme,
und singt ein Lied dabey;
das hat eine wundersame,
gewaltige Melodey.
Den Schiffer, im kleinen Schiffe,
ergreift es mit wildem Weh;
er schaut nicht die Felsenriffe,
er schaut nur hinauf in die Höh'.
Ich glaube, die Wellen verschlingen
am Ende Schiffer und Kahn;
und das hat mit ihrem Singen
Die Loreley getan.
dass ich so traurig bin;
ein Märchen aus alten Zeiten,
das kommt mir nicht aus dem Sinn.
Die Luft ist kühl und es dunkelt,
und ruhig fließt der Rhein;
der Gipfel des Berges funkelt
im Abendsonnenschein.
Die schönste Jungfrau sitzet
dort oben wunderbar,
Ihr goldnes Geschmeide blitzet,
Sie kämmt ihr goldnes Haar.
Sie kämmt es mit goldnem Kamme,
und singt ein Lied dabey;
das hat eine wundersame,
gewaltige Melodey.
Den Schiffer, im kleinen Schiffe,
ergreift es mit wildem Weh;
er schaut nicht die Felsenriffe,
er schaut nur hinauf in die Höh'.
Ich glaube, die Wellen verschlingen
am Ende Schiffer und Kahn;
und das hat mit ihrem Singen
Die Loreley getan.
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