sábado, 2 de octubre de 2010

El destino...




Nunca sabes lo que puede pasar dentro de dos minutos, una hora, mañana ó dentro de un año.
Soy de las que piensa y cree que todos nacémos con un destino trazado.

Aún tengo en mi cabeza las imágenes de las gruas levantándo el camión calcinado, las sirenas, los focos y el olor a quemado que se respiraba anoche a la vuelta a casa después de la jornada de trabajo.
Unas horas antes había pasado por ahí dos minutos antes del accidente.
Un chico en lo mejor de la vida con sus 22 años dejó su vida en ese lugar, el destino así lo decidió.

Llevo más de treinta años conduciendo y he tenido un par de accidentes en todo este tiempo.
El primero con mi hermano cuando nos salímos en una curva por culpa de otro vehículo que invadió nuestro carril y fuímos a caer unos cuantos metros monte abajo para quedar empotrádos en un prado. De aquella salímos sólo con golpes y magulladuras, una suerte viendo al día siguientes como la grua sacaba el coche y el operario no se explicaba como estábamos allí para contarlo.
En el otro accidente iba sola cuando un camión se saltó un semáforo en un cruce y por exquivarlo, giré y quedé volcada en la mediana; salí con rasgullos en cara, brazos y el coche deshecho. El destino no estaba escrito y nada nos pasó.

Dos años más tarde en este mismo cruce mi hermano perdía la vida cuando parado en ese mismo semáforo con su moto alguien le embistió por detrás y le mando al otro lado del cruce. Ese alguien tuvo la vil valentía de seguir su camino dejándo a mi hermano agonizando en el asfalto. Ese día sí quiso el destino llevarse a mi hermano.
Han pasado varios años desde entonces y cuando paso por ese lugar me acuerdo del hijo de puta que esa noche segó la vida de mi hermano son sólo 24 años y con todo un futuro prometedor por delante.

Todos tenémos un destino trazado y el día de ayer no llevaba mi nombre...


No hay comentarios: