lunes, 14 de diciembre de 2009

Flores del mar...



Danza sobre las olas, vuelo flotante,
ductilidad, perfección, acorde absoluto
con el ritmo de las mareas,
la insondable música
que nace allá en el fondo y es retenida
en el santuario de las caracolas.

La medusa no oculta nada,
más bien despliega
su dicha de estar viva por un instante.
Parece la disponible, la acogedora
que sólo busca la fecundación,
no el placer ni el famoso amor,
para sentir.

­Ya cumplí, ya ha pasado todo.
Puedo morir tranquila en la arena
donde me arrojarán las olas que no perdonan.



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