domingo, 9 de enero de 2011

Alegría



La verdadera alegría brota del asombro de haber hecho feliz a alguien.
No es suficiente alegría la de recibir un regalo esperado.
No es suficiente alegría la de recibir un regalo...inesperado.
No es suficiente alegría la de preparar un regalo para otro: con todo el corazón, con toda la mente, con todas las fuerzas.
Quizás la verdadera alegría viene cuando deseamos hacer feliz al otro y nos sentimos muy incapaces, pero no dejamos de intentarlo, ni tratamos de regalar grandes cosas, sino lo poco que somos.
Qué asombro, qué alegría tan profunda, que gratitud se siente cuando el otro realmente se pone feliz por aquello tan pequeño pero tan grande que le hemos regalado.


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