Mandóme estes fotos el mio colega de andanzas de buceo esta mañana y aún nun sé si yera pa facéme naguar, pa degustálos acompañáos de unos culetinos sidra ó nun sé pa qué.
A ver Señor F. móyate un puquiñín...
A ver Señor F. móyate un puquiñín...
Hasta hace bien poco era Gijón el único punto de la costa cantábrica donde se consumían oricios y aún hoy lo hace en cantidades inmensamente superiores a cualquier otro lugar.
Para los gijoneses los oricios son mucho más que un alimento: una pasión, un rito cuya celebración se inicia cada invierno y se mantiene hasta la primavera.
El templo donde tiene lugar esa orgía de sabor es el chigre; crudos o brevemente cocidos no se concibe una oriciada como dios manda sin la compañía de abundantes culetes de sidra bien escanciada, y que no supere cuando menos la docena de ejemplares por comensal.
Para los gijoneses los oricios son mucho más que un alimento: una pasión, un rito cuya celebración se inicia cada invierno y se mantiene hasta la primavera.
El templo donde tiene lugar esa orgía de sabor es el chigre; crudos o brevemente cocidos no se concibe una oriciada como dios manda sin la compañía de abundantes culetes de sidra bien escanciada, y que no supere cuando menos la docena de ejemplares por comensal.
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