martes, 29 de septiembre de 2009

Estrés...




Detrás del gran estrés que soportamos muchas mujeres, se encuentra el agotamiento, tanto físico como psicológico.

No solamente por la doble jornada que afrontámos cada día, sino por el enorme esfuerzo que supone cumplir con unos ideales totalmente sobredimensionados de lo que significa ser mujer hoy.

En un mundo dónde todo gira demasiado rápido nos encontrámos siempre corriendo para llegar a tiempo: al trabajo, al colegio a recoger a los niños, a la compra, las tareas de la casa...

Reconocimiento, ayuda efectiva y tiempo para nosotras son requisitos básicos para recuperar la tranquilidad que necesitamos.





No tienes que ser buena persona.
No tienes que caminar cien millas de
rodillas a través del desierto, arrepintiéndote.
Sólo tienes que dejar que el animal suave de
tu cuerpo ame lo que ama.
Cuéntame sobre la desesperanza, la tuya, y te contaré sobre la mía.
Mientras tanto el mundo sigue girando.
Mientras tanto el sol y las piedritas claras de la lluvia
corren a través de los paisajes,
por las llanuras y los árboles profundos,
las montañas y los ríos.
Mientras tanto los gansos salvajes, altos en el aire limpio y azul,
vuelven nuevamente a casa.
Quienquiera que seas, no importa la soledad que te abrume,
el mundo se ofrece para tu imaginación,
te llama como los gansos salvajes, ásperos y emocionantes,
una y otra vez anunciándote tu lugar
en la familia de las cosas.


Poema: Gansos Salvajes, de Mary Oliver.

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