Hoy ha sido un dia extraño. He madrugado para hacer mi caminata diaria de catorce kilómetros con mi perrita Luna. La mañana estaba fresca, habia orbayado, se olían las primeras flores en los arboles, se respiraba la humedad de los prados y se oía el murmullo del agua.
Poca gente en la ruta, los mismos de siempre, los madrugadores que les gusta la tranquilidad.
Más tarde reunión del sindicato, hacer la compra y preparar la comida (mi sobrino ha venido a comer, como hace siempre todos los martes y viernes que yo estoy en casa).
Hemos pasado la tarde estudiando alemán e ingles, repasando para sus examenes del trimestre.
Luna me reclama cuando él se va y salimos a dar un paseo. Recorremos varias calles y terminamos en el parque cercano, no me apetece volver a casa, empieza anochecer, empieza a orbayar, pero no me importa mojarme, me siento bien, me siento viva y de repente pienso en la copa de vino que aún queda en esa botella.
Un Cabernet Sauvignon del Valle Central de Chile, cosecha 2005, ideal para acompañar un buen queso, con un aroma a frutas frescas maduras, tales como moras y grosellas negras.
El colofón a este dia, que aún siendo un día normal, no se me va de la cabeza el dia de ayer con el entierro y el adios de un amigo que se quitó la vida. Ojalá encuentres la calma, la paz y la felicidad, estés dónde estés.
Este último vino y este brindis en este extraño día va por ti...
No hay comentarios:
Publicar un comentario