En mis paseos de estos dias he podido comprobar la desnudez de los arboles que encontraba a mi paso.
Arboles que nadie cuida a lo largo del año, que pierden sus hojas cada otoño y aguantan así desnudos cada invierno. Impresiona mirarlos, ahí imponentes en lo alto de la montaña, luchando con los fuertes vientos, soportando el frio, las heladas, la nieve.
Desnudos, ahí dormidos esperando despertar de nuevo en la primavera para volverse majestuosos y expléndidos de nuevo ante nuestos ojos.
Hoy comienza un nuevo año y nos encontramos desnudos, desamparados ante lo desconocido. Ya nada es como antes; esta crisis está minando nuestras espectativas de futuro y estos tipos que nos dirigen estan acabando con todo lo conseguido durante estos treinta años de democracia.
No sabémos si mañana tendrémos trabajo, si nuestras nominas serán pagadas, si tendrémos un médico cuando lo necesitémos ó un colegio para nuestros hijos. Estamos desnudos, soportando las embestidas, los recortes aplicados por estos tipos y nuestras fuerzas se agotan, nuestra primavera está tardando demasiado en llegar...
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