Paseando este amanecer a lo largo de la senda junto al río, observaba las copas de los arboles reflejadas en el agua y por un instante pasaron por mi mente infinidad de momentos vividos a lo largo de mi vida.
Apenas pequeños reflejos, que en ese minuto apenas pude distinguir, pero que estaban ahí, muy dentro de mi memoria, queriendo salir, queriendo revivir de nuevo, queriendo no ser olvidadas y que al igual que aparecieron se fueron; como el reflejo de una figura en el agua, que desaparece cuando removemos el agua.
"Somos un reflejo en el paso por esta vida", pienso ahora, al recordarlo.
Nuestra vida está llena de infinitos reflejos, recuerdos ó como queramos llamarlos. Unos buenos y otros malos, pero que están ahí, haciendonos felices con los buenos y más fuertes con los malos.
Reflejos que van y vienen en determinados momentos de nuestra existencia. Que nos hacen pensar en lo vivido y preguntarnos qué pasará mañana.
Un día más de trabajo terminado, con la mente tranquila, serena y esperándo a un nuevo amanecer, esperando un nuevo día y sintiéndome feliz, afortunada de poder compartir todos esos reflejos con los demás...
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